"Siempre Queda Algo Para Amar"

Hace algunos años, vi la obra teatral Raisin in the Sun (Uva Pasa al Sol) de Lorraine Hansberry, y escuché un pasaje que todavía me persigue. En la obra, una familia afroamericana hereda $10,000.00 de la póliza de seguro de sus padres. La familia ve en este legado la oportunidad de escapar a la vida de ghetto de Harlem y mudarse a una casita con tiestos de flores en el campo. La brillante hija de esta familia ve en el dinero la oportunidad de hacer realidad su sueño de ingresar en la escuela de medicina.

Pero el hermano mayor tiene una petición que es difícil de ignorar. Pide el dinero para que él y su "amigo" puedan poner juntos un negocio. Le dice a la familia que con el dinero puede hacer algo por si mismo y hacer que las cosas mejoren para el resto de la familia. Promete que si él puede disponer del dinero, podrá devolverle a la familia todas las bendiciones que sus duras vidas les han negado.

En contra de su mejor opinión, la madre cede a los ruegos de su hijo. Tiene que admitir que la vida nunca ha sido fácil para él, y que este merece la oportunidad que ese dinero puede proporcionarle.

Como sospecharán, el supuesto "amigo" huye de la ciudad llevándose el dinero. El desolado hijo tiene que regresar al hogar y darle la noticia a la familia de que les han robado sus esperanzas para el futuro y que sus sueños para una vida mejor se han esfumado. Su hermana lo fustiga con todos los insultos imaginables. Su enojo con su hermano no tiene límites.

Cuando se detiene para tomar aliento en medio de su diatriba, la madre le interrumpe y dice: -Creí que te había enseñado a amarlo.

Alicia, la hija, responde: -¿Amarlo? No queda nada que amar.

Y la madre contesta: -Siempre queda algo para amar. Y si no has aprendido eso, no has aprendido nada. ¿Has llorado por ese muchacho hoy? Me refiero por él, por lo que ha tenido que pasar y el daño que eso le ha hecho. Hija, ¿cuándo piensas que es el momento de amar más a alguien? ¿cuando ha hecho algo bueno y le ha facilitado las cosas a los demas? Entonces no has dejado de aprender, porque no es ese momento en absoluto. Es cuando está en su peor momento y no puede creer en si mismo porque el mundo lo ha azotado demasiado. Cuando empieces a mediar a alguien, mídelo bien, hija, mídelo bien. Asegúrate que has tomado en cuenta las columnas y valles que el ha atravesado antes de que llegara a donde quiera que esté.

¡Eso es gracia! Es el amor que se entrega cuando no lo han merecido. Es el perdón dado cuando no se ha ganado. Es un don que fluye de forma refrescante para apagar los fuegos de las airadas palabras de condenatoria.

¿Cuánto mas amante y perdonador es el amor del Padre por nosotros? ¿Y cuanto mas es la gracia de Dios para nosotros?