"Valor"
Sucedió unas semanas antes de las navidades de 1,917. Los hermosos paisajes nevados de Europa estaban ennegrecidos por la guerra.
Las trincheras de un lado estaban llenas de alemanes, y las del otro lado, de norteamericanos. Transcurría la Primera Guerra Mundia. El intercambio de disparos era intenso. Entre ambos lados se extendía la estrecha faja de la tierra de nadie.
Un joven soldado alemán, que había tradado de cruzar aquella tierra de nadie, había sido herido y se había quedado enredado en el alambre de púas. Gritó de angustia, y después quedo quejándose de dolor.
Entre explosiones, todos los norteamericanos de aquel sector podían escucharlo gritando. Un soldado norteamericano ya no pudo resistirlo mas y se arrastró de bruces hacia aquel soldado alemán.
Cuando los norteamericanos se dieron cuenta de lo que estaba haciendo, dejaron de disparar, pero los alemanes continuaron. Entonces un oficial alemán se percató de lo que aquel joven norteamericano hacía, y ordenó a sus hombres que suspendieran el fuego.
Se cernió entonces un extraño silencio por toda la tierra de nadie. Sobre su vientre, el norteamericano se abrió paso hasta el soldado alemán y lo desenredó.
Se levantó con el alemán en sus brazos, caminó directamente hacia las trincheras alemanas y lo dejó en los brazos de sus camaradas que lo esperaban. Habiendo cumplido su objetivo, dio la vuelta e inició el regreso a las trincheras norteamericanas.
De pronto, una mano lo sujetó por el hombro y lo volvió. Allí estaba el oficial alemán que había ganado la Cruz de Hierro, el más alto honor alemán al valor. El oficial arrancó la Cruz de su propio uniforme y se la colocó en el pecho al norteamericano, quien caminó de regreso a las líneas norteamericanas.
Cuando ya estaba a salvo en su trinchera ¡todos reanudaron la locura de la guerra!
Las trincheras de un lado estaban llenas de alemanes, y las del otro lado, de norteamericanos. Transcurría la Primera Guerra Mundia. El intercambio de disparos era intenso. Entre ambos lados se extendía la estrecha faja de la tierra de nadie.
Un joven soldado alemán, que había tradado de cruzar aquella tierra de nadie, había sido herido y se había quedado enredado en el alambre de púas. Gritó de angustia, y después quedo quejándose de dolor.
Entre explosiones, todos los norteamericanos de aquel sector podían escucharlo gritando. Un soldado norteamericano ya no pudo resistirlo mas y se arrastró de bruces hacia aquel soldado alemán.
Cuando los norteamericanos se dieron cuenta de lo que estaba haciendo, dejaron de disparar, pero los alemanes continuaron. Entonces un oficial alemán se percató de lo que aquel joven norteamericano hacía, y ordenó a sus hombres que suspendieran el fuego.
Se cernió entonces un extraño silencio por toda la tierra de nadie. Sobre su vientre, el norteamericano se abrió paso hasta el soldado alemán y lo desenredó.
Se levantó con el alemán en sus brazos, caminó directamente hacia las trincheras alemanas y lo dejó en los brazos de sus camaradas que lo esperaban. Habiendo cumplido su objetivo, dio la vuelta e inició el regreso a las trincheras norteamericanas.
De pronto, una mano lo sujetó por el hombro y lo volvió. Allí estaba el oficial alemán que había ganado la Cruz de Hierro, el más alto honor alemán al valor. El oficial arrancó la Cruz de su propio uniforme y se la colocó en el pecho al norteamericano, quien caminó de regreso a las líneas norteamericanas.
Cuando ya estaba a salvo en su trinchera ¡todos reanudaron la locura de la guerra!
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